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viernes, 13 diciembre, 2024
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Antonio Troya y Maruja Mey serán nombrados nuevos «Hijos Adoptivos de Puerto Real»

También recibirán la Medalla de La Villa las entidades Peña Flamenca Canalejas de Puerto Real y la Asociación por la recuperación de la Memoria Histórica, Social y Política de la localidad.

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El próximo Pleno Ordinario que se celebrará el 4 de mayo votará las propuestas de concesión de medallas de la Villa e hijos adoptivos de Puerto Real para este 2017, unos galardones que se concede con motivo de la celebración del Día de la Villa, en el que se conmemora la fundación de Puerto Real el 18 de junio de 1483.

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Los hijos adoptivos de Puerto Real este año serán el sacerdote Antonio Troya (San Fernando, 1927) y Maruja Mey (Cádiz, 1937).

Al primero, conocido como el “cura rojo” se le otorga este galardón por su inestimable labor y dedicación en pro de los más desfavorecidos desde su firme compromiso social, y como público reconocimiento a su dilatada labor en pro de los intereses de nuestro pueblo a lo largo de toda su vida.

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Maruja Mey, por su parte, lo recibe por el ejemplo de superación que siempre ha evidenciado, y su inestimable labor y dedicación al frente del mundo asociativo.

Las medallas de La Villa recaen en la Asociación por la recuperación de la Memoria Histórica, Social y Política de Puerto Real por su importante trayectoria y por su arduo y loable empeño en el esclarecimiento de la historia reciente de nuestro municipio; y en la Peña Flamenca Canalejas de Puerto Real, por su encomiable trabajo cultural y como entidad motora del tejido asociativo puertorrealeño.

Será el sábado 17 de junio, en un emotivo acto que se celebrará en el Teatro Principal, cuando los cuatro galardonados reciban el homenaje y el agradecimiento de su pueblo, representado en el alcalde, Antonio Romero.

Día de La Villa 2017

Maria Mey Novo nació un 18 de marzo de 1937 en Cádiz, en medio de la Guerra Civil.   Hija del matrimonio formado por el puertorealeño José Mey y Luisa Novo, “Maruja” comenzó sus estudios en el colegio Pio XII, San Martín, complementándolos posteriormente con  formación en taquigrafía mecanografía y prácticas de oficina.   En plena posguerra, circunstancias familiares hacen que se traslade al Puerto de Santa Maria junto a su madre, donde viviría varios años con sus abuelos. Allí se casaría, y allí tendría a sus hijos Manuel y José.   En 1962 llegó a Puerto Real, a su pueblo, como ella misma lo define.   Circunstancias laborales en la vida de Maruja la llevaron a emigrar a Holanda en 1967, dejando un tiempo a sus dos hijos pequeños aquí al cuidado de su madre. Situación que se le hacia difícil y que la llevó a tomar la decisión de regresar, e instalarse, aun sin estar terminada, en la que a día de hoy sigue siendo su casa.   A partir de ese momento la vida de Maruja ha estado ininterrumpidamente ligada a la historia reciente de nuestro pueblo.   Como mujer emprendedora, vio una oportunidad laboral en la apertura de la Pensión “Mey“ que ha venido regentando durante mas de 30 años, y en la que nacería su tercera hija, Mariam.   Pero sería a mediados de los años 80 cuando, por circunstancias familiares, le tocaría liderar un movimiento en una época dura y de muchas frustraciones. En un período de destrucción de muchos jóvenes en España por el consumo de heroína, en el que prácticamente no existía ningún centro público para afrontar este tema, Maruja tuvo noticias de la existencia de una asociación de familiares de toxicómanos creada en Cádiz: INIPRO. Tras tomar contacto con ellos comenzó a asistir regularmente a sus reuniones. Precisamente después de salir de una de estas reuniones, en el trayecto de vuelta, escuchó la intervención del por aquel entonces Alcalde, José Antonio Barroso, en un programa de Radio Puerto Real, en el que estaba abordándose el tema, por lo que decidió desplazarse a los estudios de la emisora, explicarle lo que estaba haciendo y trasladarle la necesidad de crear algún tipo de asociación similar en Puerto Real. Con la promesa de apoyo por parte del alcalde, emprende un nuevo reto, o mejor dicho, su gran reto: luchar por conseguir la concienciación social ante el problema de la drogodependencia. Comenzó a acudir a la radio en un intento de sensibilizar a otras personas en su misma circunstancia de la acuciante necesidad de organizarse ante la gravedad de la situación por aquellos años en Puerto Real, así nacería la Asociación Pro Ayuda al Toxicómano, APAT, el 20 de febrero de 1988, organizando su sede en Puerto Real y desde la que trata de promover la rehabilitación y reinserción de dichas personas. La asociación inició actividades encaminadas principalmente a la desintoxicación de todos aquellos afectados que manifestaron la voluntad de dejar (o al menos intentarlo) la heroína. Estableciéndose contactos con entidades que disponían de centros de rehabilitación adecuados.  Pero era tal la dimensión del problema que en más de una ocasión, y ante la saturación de este tipo de centros, Maruja alojó en su propia casa a jóvenes puertorealeños para llevar a cabo ese proceso de desintoxicación. En el año 1996, Caritas Puerto Real pide apoyo a Maruja y a otras personas de la asociación para que desde su experiencia acumulada y como conocedoras de  la realidad de las drogodependencias en Puerto Real colaboren en su proyecto de crear espacios que facilitaran un mayor apoyo psicosocial y ocupacional en los procesos de rehabilitación. Serían los buenos resultados de esa atención integral e intensiva los que animen a la fundación de la Asociación de Ayuda a Drogodependientes y Presos Mará el 31 de agosto de 1999 y desde la que de una manera incansable, junto a sus socios fundadores, no dejó de trabajar por la Integración de las personas toxicómanas, implicándose en los procesos de recuperación de su adicción, así como de normalización e integración social y familiar en su propio entorno. Su contribución al establecimiento de los Talleres Ocupacionales de la Asociación “Mará”, merecedores del Premio Reina Sofía por su labor social,  resultaría esencial en cuanto a dar conocer a la ciudadanía el papel de la terapia ocupacional en la recuperación de personas con este trastorno y en materia de sensibilización, para reducir el estigma discriminatorio que pesa sobre los que lo padecen. Todos estos logros fundamentales en su trayectoria social, junto a su trayectoria pública y su implicación en la esfera política, han contribuido a la rehabilitación e inserción de las personas drogodependientes, y sobretodo a romper el silencio y el aislamiento que, todavía, sufren muchas de ellas. Por el ejemplo de superación que siempre ha evidenciado, su inestimable labor y dedicación  desde su firme compromiso al frente del mundo asociativo, y como público reconocimiento a su dilatada labor en pro de los intereses de nuestro pueblo a lo largo de toda su vida, sea reconocida con el nombramiento de HIJA ADOPTIVA DE PUERTO REAL, DÑA. MARÍA MEY NOVO.
Antonio Troya Magallanes, nace un 28 de Diciembre de 1927 en San Fernando. Hijo de Bartolomé Troya Márquez y María Magallanes Tello, comenzó sus estudios en el Colegio “Doña Ana”. Con 11 años ingresaría en la Escuela de Aprendices de San Carlos en 1938, un periodo doloroso y hasta cierto punto cruel en su vida, según sus propias palabras. En los cuatro años que estuvo allí estudió ajuste, torno y delineación y muchas matemáticas que más adelante le sirvieron para impartir clase en el seminario. Un día, de pronto, le llamó la fe. Por mucho que busca, no encuentra nada que estimulase esa vocación….Ese paso fue de un día para otro, dice Antonio, y el respondió con muchísima fuerza porque entonces él era “capaz de todo”. Gracias a ese tesón logró sortear la inicial oposición familiar, principalmente de sus padres, quienes no compartían su deseo de ser sacerdote, para ellos tener un cura en la casa era como “una mancha”. Así, cuando le faltaban unos meses para cumplir los dieciséis años, ingresó en el Seminario Conciliar de San Bartolomé, en Cádiz, finalizando sus estudios en Salamanca. De vuelta a Cádiz, en 1956, y una vez superada la inicial negativa del obispo, Antonio fue ordenado sacerdote en 1959 y enviado a su primer destino: Algeciras. Pero sólo permanecería allí cuatro meses, en cuanto comenzó el curso, lo reclamaron del seminario para seguir dando clase de matemáticas. En 1966 volvió a ejercer de párroco, siendo el obispo Añoveros quien lo envió a la Parroquia de San Mateo, en Tarifa. El mismo, y muy probablemente a la vista de los pensamientos que Antonio expresaba: “una iglesia encasillada en sus moldes antiguos irá perdiendo cada vez más a los hombres y mujeres del pueblo”, le propondría, cuatro años después iniciar en Puerto Real un proyecto experimental: liderar a un equipo de curas sin división entre parroquias. Así llego Antonio a nuestro pueblo en una época de cambios: el de la Iglesia, con el Concilio Vaticano II, y el de país, con el final de la dictadura franquista y el inicio de la democracia. Antonio no pasó inadvertido en esa época de mudanzas. Ya en Tarifa, el gobernador militar de Algeciras se declaró como enemigo acérrimo. No le gustaban nada sus homilías ni su manera de conducirse en la parroquia, y en Puerto Real no fue mejor. La Guardia Civil acudía a oír sus homilías y las denuncias se sucedían. Antonio recuerda haber comparecido en el Juzgado fue por pedir al obispo que no llevasen a Franco bajo palio, por opinar que eso era un escándalo. En aquella época se gestaba en Cádiz y en toda la Bahía un movimiento reivindicativo muy amplio en el campo social, que trascendía también al eclesial que traía de cabeza a las autoridades. Cádiz, con Astilleros a la cabeza amanecía un día sí y otro también regado de octavillas llamando a la huelga, al paro y a la lucha. En ese contexto Antonio Troya, a partir de Junio de 1970, pondría en práctica el proyecto encomendado encabezando un equipo de curas y seminaristas (Javier Fajardo, Popi y Pepe Vitini), casi todos obreros, sin división de Parroquias, convirtiendo a la Parroquia de San Sebastián en el centro de la actividad pastoral de Puerto Real. No tarda en romper amarras con los viejos hábitos instalados en la Iglesia de Puerto Real,  marcando su homilía del 1 de enero de 1971, un antes y un después en la vida de la comunidad de Puerto Real. Conmemorativa de las IV Jornada Mundial por la Paz, en ella  expresaba: “La guerra termina en abril de 1939, empezaba la paz para los españoles, pero la paz no es una simple ausencia de guerra, no todo son luces en esta paz cuando se oye hablar en los medios oficiales de la voluntad firme e irrevocable de ahogar por la fuerza todo conato de alterarla”. Denunciando la reciente muerte de tres obreros de la construcción en Granada, cuyo único delito había sido  luchar por unas dignas condiciones de trabajo. “La Iglesia también es denuncia y compromiso” afirmaba diciendo: ”no somos culpables de haber nacido en una sociedad cuyo dueño y señor es el dinero. La década de 1968-1978 fue crucial, no se dejó “asustar” cuando veía al fondo de la Iglesia a la Guarda Civil tomando notas de sus homilías (razón principal por la que Antonio comenzó a escribirlas, para que no le imputaran lo que no había dicho). Dio a su  púlpito  la libertad de expresión de los que no la tenían. Su proclama no gustaba a las autoridades políticas y en algunas ocasiones tampoco a las autoridades eclesiásticas. En tiempos en las que muchas cosas “ilegales”: partidos políticos, sindicatos, homosexuales, divorciados…denunciaba en sus homilías las “tinieblas” que cubrían a España. Antonio concebía la gestión de la Parroquia como un todo, donde los seglares tenían mucho que hacer y que decir. Convirtiéndose en pionero en hacer la vida parroquial dinámica y democrática. Antonio Troya postulaba por una Iglesia pobre, convencido de que si Jesús volviera a la tierra sería como en aquel entonces un trabajador, un obrero. Pero "un obrero molesto, porque hoy como entonces lucharía por la igualdad y la justicia; lanzaría sus diatribas contra aquellos que eran responsables del pueblo, y terminaría preso y fusilado”, afirmaba en una  homilía del 25 de julio de 1972. Para la desesperación de quienes reclamaban que este cura se dejará de “hacer política”, continuó en su línea, profundizando en cuestiones que hasta aquel momento nadie había puesto en cuestión, y que aun hoy podrían sorprender: valga de ejemplo como daba la razón al propio Marx en su conocida reflexión sobre la religión como el opio del pueblo, matizando que el motivo de este hecho no es que la fe cristiana defraude al pueblo, sino que la religión como él la había visto vivir a su alrededor contribuía, y no poco, a dejar a los hombres y mujeres, especialmente a los mas débiles, indefensos ante la sociedad. Su concepción de la Iglesia como una casa grande donde todos y todas tienen cabida la compatibiliza con su convicción de que el avance del mundo hacia su liberación no se conseguirá sin dolor, teniendo en cuenta la magnitud de sus muchas esclavitudes, y de que esa lucha por la libertad debía ser asumida por los jóvenes. Con la llegada al obispado de D. Antonio Dorado, que no “entendió” el proyecto puesto en marcha en Puerto Real y lo dio por finalizado, en 1985, Antonio pensó que su tiempo en Puerto Real había terminado. Tras su paso por Medina y Barbate, 30 años más tarde, volvió nuevamente a Puerto Real, a su pueblo, al que tanto quiere y en el que tanta gente lo quiere. En la residencia Joaquina de Vedruna, vive, descansa y reza como uno más, porque siguen sin gustarle los privilegios. Han transcurrido los años suficientes para ver que su legado continúa entre nosotros y que sus proclamas siguen vigentes para una sociedad en la que el individualismo y la insolidaridad se abren paso, y en la que una parte importante de ella vive en la desesperanza ante las brutales diferencias económicas y culturales. Actualmente, a sus 89 años, forma parte de un grupo de Cáritas Puerto Real que visita los jueves a los sin techo en Cádiz, repartiendo caldo, café, mantas… y sobre todo humanidad, como testimonio de su convencimiento de que la Iglesia debe ser “la voz de los que no tienen voz”. Por su inestimable labor y dedicación  en pro de los mas desfavorecidos desde su firme compromiso social, y como público reconocimiento a su dilatada labor en pro de los intereses de nuestro pueblo a lo largo de toda su vida, sea reconocido con el nombramiento de HIJO ADOPTIVO DE PUERTO REAL, D. ANTONIO TROYA MAGALLANES.
En Septiembre de 1995 en Asamblea General Extraordinaria el Sindicato de Oficios Varios de CNT en Puerto Real tuvo la intención, y así lo decidió, de iniciar una investigación sobre el movimiento obrero en nuestro pueblo, ya que por declaraciones de personas mayores y por periódicos de la época, se tenía constancia de que se habían desarrollado diversos movimientos sociales y laborales a principio del siglo XIX, haciéndose necesario recabar toda la información posible para posteriormente plasmarlo en papel y así quedara constancia de lo que realmente aconteció. Con esa ilusión se ponen manos a la obra, y a mitad de octubre de ese año, tres militantes de CNT acuden al Archivo Municipal de Puerto Real buscando documentación histórica relativa al movimiento obrero en la localidad. Meses después, de ver bastantes legajos y descubrir varios documentos sobre organizaciones de izquierda y sociales, se localizó mucha documentación relativa al periodo de la Guerra Civil y la posguerra, los desaparecidos del “bando republicano” etc… Este hallazgo les llevó a confirmar los testimonios orales de vecinos de la localidad, quienes les habían hecho participes de diversos hechos acaecidos durante este periodo (zonas detenciones, reclusiones, y fusilamientos) y los nombres de sus protagonistas. Durante los tres años siguientes se profundizó en la investigación, utilizando como fuentes documentales las conservadas en:
  • El Archivo Municipal de Puerto Real (series de Correspondencia y Comunicaciones, Padrones de habitantes, Actas de Plenos, Libro de Registro de Cementerio y Mandamientos de Pago, de los años comprendidos entre 1936-1947);
  • El Archivo Histórico Provincial de Cádiz (Registro de Asociaciones de la sección de Gobierno Civil);
  • El Registro Civil de Puerto Real (Inscripciones de Defunciones ); y
  • El Archivo del Tribunal Militar Territorial nº2 de Sevilla (Consejos de Guerra).
Pero con independencia de ello, desde el año 1995 hasta la fecha, casi ininterrumpidamente, se ha venido trabajando en la ampliación de los testimonios orales de familiares y testigos de los acontecimientos, para lo que se habilitó la puesta a disposición de todos los ciudadanos interesados en el tema la consulta de los ficheros  elaborados con la información obtenida. El resultado de esta investigación fue la comprobación, hasta la fecha, de la desaparición  de 124 personas, contrastada a través de más de 2000 fotocopias de documentos encontrados en los distintos archivos anteriormente reseñados. Al objeto de dar difusión a este periodo histórico y a los trabajos realizados, en el año 1999, con motivo del 63 aniversario de los fusilamientos, el Sindicato Oficios Varios de la CNT organizo una Jornada Cultural basada en charlas-debates sobre la Guerra Civil y sobre los acontecimientos que sucedieron en la localidad, en la que intervinieron José Luís García Rua y José Gómez González, así como la colocación de una placa rememorativa en la fachada del Sindicato, de los hombres y mujeres que murieron por la defensa de las libertades en este periodo, descubierta por los hijos y dos de los hermanos de uno de los fusilados y en la que consta la siguiente inscripción: “En memoria de todas aquellas personas que fueron fusiladas en 1936 por el régimen fascista. Hombres y mujeres que son parte fundamental de la historia de nuestro pueblo, cuyo comportamiento ejemplar, en la defensa de sus derechos les llevó a la tumba. Para ellos, nuestra gratitud y homenaje. Que la tierra les sea leve. Puerto Real 8 Septiembre 1999       CNT – AIT”  En 2001, el Sindicato Oficios Varios de CNT organiza un homenaje a la guerrilla española, dentro de una Jornada Cultural con la celebración de una charla-debate en la que intervinieron D. Eduardo Pons Prades, D. José Gómez González y D. Francisco Aragón Garcés, la proyección de la película Silencio Roto, una edición especial de la revista “ A PROA “ y la colocación de una placa en su honor: “Vosotros hermanos, compañeros sencillos que con la palabra, con lanza y escudo, os enfrentasteis a la barbarie con dignidad. Vosotros quijotes olvidados, defensores de la equidad, forzados al ostracismo por propios y extraños.  Puerto Real 27 Septiembre 2001     CNT – AIT”  Ante la buena acogida que estas iniciativas tuvieron en la ciudadanía, la idea de la organización de trabajar en la Recuperación de la Memoria Histórica, desde la perspectiva de que las personas que fueron fusiladas tenían ideologías políticas y sindicales diferentes, fue tomando forma. Decidiendo convocar a los diferentes partidos de izquierda, sindicatos, asociaciones, familiares de desaparecidos y particulares el 9 de enero 2003. Allí se le explicaron los motivos de la convocatoria y los fines de la misma, se presentaron las propuestas de metodología de trabajo y de allí surgió la composición de la Plataforma por la Recuperación de la Memoria Histórica, Social y Política de Puerto Real, actualmente compuesta por CNT, PSOE, PA, DDHH, EQUO, ARGAIRA, ATENEO REPUBLICANO y FAMILIARES. A través de un intenso trabajo, la Plataforma se marca una serie de objetivos para dar a conocer a toda la ciudadanía lo que sucedió en Puerto Real durante el golpe militar y además un reconocimiento público y moral de respeto para aquellas personas que fueron asesinadas en la Guerra Civil, transmitiendo la necesidad de ayudar a reparar el sufrimiento de sus familiares y amigos mediante actos de homenaje, actuaciones para la recuperación e identificación de los restos y estudios sobre lo realmente acontecido para contribuir a completar la historia. El desarrollo de estos objetivos ha dado como resultado una serie de actos que han venido efectuándose en nuestra localiad
  • Sucesos en Puerto Real. Explicación histórica del golpe de estado y represión, en mayo de 2003
  • Estrategia de sensibilización ciudadana. Através de la elaboración de un “Manifiesto”, en junio de 2004.
  • Instalación de un Punto de Información. En la Calle de la Plaza durante 6 meses del año 2003.
  • Jornadas Culturales. Celebradas en 2004 y 2005.
  • Exposición bajo el título “Represión”, en abril de 2005.
  • Instalación de un Monolito en memoria a los Fusilados, cuay inauguración se llevó a cabo el 18 Junio 2005.
  • Trabajos para la eliminación de símbolos franquistas en el viario urbano.
  • Retirada de los honores que el municipio concedió a Franco durante la Dictadura (Medalla de Oro e Hijo Adoptivo), el 18 Enero de 2007.
  • Provomer la nomenclatura de las calles del Barrio de Casines, en Mayo 2005.
Pero sin duda hay el que más trascendencia tuvo fue la localización y excavación de la fosa en el Cementerio de Puerto Real, que fue el destino final no sólo de habitantes de Puerto Real sino de vecinos del resto de la Bahía de Cádiz, represaliados durante la Guerra Civil y el Régimen Franquista. Desde su localización en junio de 2010, ha sido objeto de distintos trabajos, encontrándose en la fase de analisis de las muestras de ADN extraidas de lo restos óseos de los cuerpos. La  mayor fosa común abierta hasta ahora en la provincia gaditana, muestra con dureza el ensañamiento de los golpistas en el momento previo a las ejecuciones, habiendo contribuido al conocimiento de la verdad, la justicia y la reparación de las víctimas. Como reconocimiento a su importante trayectoria y por su inestimable labor y dedicación en el esclarecimiento de la historia reciente de nuestro municipio, sea reconocida con la MEDALLA DE LA VILLA, la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica, Social y Política de Puerto Real.
A principio de marzo del año 1977, en el antiguo local de Laureano Hernández calle Cruz Verde se reunieron un grupo de amigos y aficionados con la sana intención de crear una peña flamenca y hacer que nuestro pueblo tuviera un lugar de encuentro donde la afición pudiera escuchar, hablar sobre este arte tan importante para nuestra cultura. De estas conversaciones salieron varias personas como el propio Laure, José Canalejo, José Mª Zaldívar para iniciar los trámites que diera lugar a dicha asociación y así: El 11 de Marzo de 1977 varias personas vecinas de Puerto Real como Francisco González Brea, José María Zaldívar García, Laureano Hernández Ucero, Juan Jiménez, Pepe Gómez Fornell, Juan José Hernández, Antonio Jiménez, Antonio Daneri Quintero, Juan Rodríguez, Enrique Durán, Francisco Tomás, Antonio El Colorao, Antonio Benítez, Antonio Revidiego…,se reunieron en Asamblea General acordando  aprobar sus estatutos y constituir la Asociación denominada Peña Flamenca puertorealeña “Brisas de Las Canteras”. El lugar de encuentro fue el antiguo Teleclub Piloto y allí tras aprobar dichos primeros estatutos (que  con fecha 28 de septiembre se registrara en el Gobierno Civil) eligieron como primer presidente al empresario local Juan Jiménez Rodríguez quien rápidamente se pusieron manos a la obra y iniciaron sus primeros actos flamenco con el objetivo de darse a conocer y así ampliar el número de asociados que pronto de acercó al centenar. Tras su paso por el Teleclub, en un principio sede provisional, las gestiones consistieron en la búsqueda de un local propio para el desarrollo de sus programas y tertulias flamencas y así El 7 de Diciembre de 1977 se inaugura el nuevo local situado en c/ Eustaquio Ávila nº 15 (antigua bodeguita de Campuzano). Dos años después bajo la presidencia de José María Otero “Farina” se traslada la peña al antiguo Balneario situado al final de la calle Concepción. Tal vez la etapa, sin desmerecer a las demás, de más auge la Peña pues por su salón de actos, amplio y con capacidad de más de cuatrocientas personas, pasaron lo mejor de lo mejor que por entonces formaba en elenco artístico del toque, cante y baile. En su salón exterior que daba a la playa se celebraron dos concursos y festivales de Liviana donde se pudo presenciar a Camarón, Lebrijano, Pansequito, José Mercé, El Pele, El Beni, Calixto Sánchez, La Paquera de Jerez, Chocolate, Manuel Agujeta, Manuel Carrasco, El Perro de Paterna, Rancapino, Cepero…en fin de lo mejor que había, disfrutaron nuestros paisanos y muchísimos aficionados que llegaban de otros localidad de la provincia y de algún punto de fuera de nuestra comarca gaditana. En 1983 bajo la presidencia de Don. Eduardo Chozas Almagro se acuerda en Asamblea General, cambiar el nombre de esta entidad por el de Peña Flamenca Puertorrealeña “Canalejas de Puerto Real”. Pero el buen tiempo de ese gran local, pronto caería y así años más tarde y por motivo de la construcción del paseo marítimo tuvieron que  trasladar la peña de nuevo al Teleclub hasta que éste fue mandado destruir por lo que pasaron a ocupar el actual local del antiguo instituto Manuel de Falla, donde día a día se puede ver y disfrutar de esos trabajos que en su momento realizarán las directivas que coordinaran los presidentes Antonio de la Cruz Ortega, el dolorosamente desaparecido Juan Delgado o Luz Divina Chozas o como ese gran objetivo que la nueva junta directiva de la Peña Flamenca “Canalejas de Puerto Real” se planteó hace ahora un año como es recatar el Concurso de Cantes por Liviana que por diversos motivos no llegado al caso dejó de realizarse durante ocho años. La celebración de estos cuarenta años de la Peña Flamenca de Puerto Real ha sido a la vez la celebración de un cante muy primitivo como es la LIVIANA (palo flamenco que tal vez si no hubiese sido por esa incansable labor de los flamencos de aquí, se pudiera decir que hubiese desaparecido). Por eso es muy importante para la Cultura para nuestra personalísima forma de llevar a cabo NUESTRA CULTURA MÁS POPULAR, el trabajo que hoy,  hay que agradecer a esos pioneros  de la organización flamenca de la localidad y a los que hasta hoy en día de manera inagotable siguen haciendo que esta peña sea reconocida en todos los rincones de nuestra flamenca geografía. Recordarán los más veteranos esa magnífica noche de verano como la del 3 de septiembre de 1977, cuando se llevó a cabo en  Puerto Real los inicios de lo que con el tiempo se normalizaría en vuestro pueblo como la actividad flamenca que  el verano de Puerto Real necesitaba,  El Concurso de Cantes por Liviana del que debemos sentiros orgullosos. Y de ahí hasta la fecha,  treinta y tres concursos del cante por liviana, palo jondo de los más primitivos (cuentan que ya Tío Luis el de la Juliana o el mismísimo puertorrealeño Francisco Ortega Vargas “El Fillo”), del último tercio del pasado siglo XVIII. Recordad también ¡cómo no! A esa lista de ganadores desde el sanluqueño Pepe Sanlúcar (primer ganador en 1977) hasta la actual ganadora de la edición XXXIII, Aroa Cala… y por medio los locales Manolín o Antonio Traverso el Colorao, este último todavía colaborando con el flamenco en Puerto Real y con su Peña, una lista de ganadores como El Ministro de Arcos, los sevillanos Paco Moya, Antonio Ortega, Pepe León “El Ecijano”, Castulo, Teresa León, el jerezano Manolo Simón o el Luli de la flamenca y vecina localidad de Paterna. Cuarenta años…  y siguen para su pueblo forjando actividades con esos ecos que el cante tiene y que en la flamenca fragua de su peña suena a esos duende negros que diría el poeta de Graná Federico García Lorca. Cuarenta años desde ese viejo local en la calle amargura (bodeguita de los Campuzano) cuando aún se llamaba Peña Brisas de las Canteras para pasar al antiguo balneario, donde ya paso a llamarse Peña Flamenca “Canalejas de Puerto Real” en honor a ese gran cantaor que la tierra aportó a nuestra historia flamenca. Cuarenta años con sus tertulias, sus sábados o viernes flamencos, sus festivales por donde han pasado todo el elenco  que en el cante, toque y baile hemos tenido y del que todavía podemos disfrutar. Cuarenta años de de labor en los que desde entonces los más veteranos y ahora los presentes han trabajado incansablemente en difundir y potenciar el cante flamenco,  dando muestras de un constante afán de que Puerto Real sea un referente cultural en toda Andalucía y España. Por el su inestimable labor cultural y dedicación desde su firme compromiso al frente del mundo asociativo, y como público reconocimiento a su dilatada labor en pro de los intereses culturales de nuestro pueblo a lo largo de toda su trayectoria, sea concedida la  MEDALLA DE LA VILLA DE PUERTO REAL, a PEÑA FLAMENCA “CANALEJAS DE PUERTO REAL”.

FUENTE: Ayto. de Puerto Real

Redacción
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