La noticia era conocida por los más cercanos a él desde hacía un mes. El clamor en la calle era, a veces, insólito. Más cuando hace prácticamente quince años que no estaba en la escena política de la localidad -que sí en los debates-.
Bueno, para ser justos, digamos que no estaba pero, que más de uno y una -sin señalar-, sí que no tuvieron reparo -ni tienen aún- en interesarse por su opinión o consejo de cara a tomar decisiones u opinar acerca de Puerto Real. Algunos de ellos, incluso, votaron en la encuesta publicada hace una semana por Puerto Real Hoy.
La noticia de que José Antonio Barroso sopesa, seriamente, presentarse nuevamente a la Alcaldía de Puerto Real es algo que no ha dejado indiferente a nadie. Entiendo que, primeramente, no les habrá hecho demasiada gracia a aquellos que ejercieron su oposición en su día -Jesús Plaza (PA -ahora AxSí-); Iván Canca (Equo), Antonio Romero (este último apoyando a otro candidato)-. Tampoco a los que quieren llegar al poder como sabia nueva de la política local como Carlos Salguero (PSOE) y Alfredo Fernández (AxSí).
Sin embargo, y a tenor de ver caras y algunas reacciones, tengo la sensación de que más de uno y de una tiene el cagómetro disparado. El miedo a perder su sillón y su sueldo -no entraré a decir si lo justifica o no- es tal que incluso sonroja.
Los actuales ediles, prácticamente los 21, saben que Barroso tiene más idea que ellos mismos de la institución política y de sus procesos. Que sabe de lo que habla cada vez que hace alguna declaración. Y eso se aprende solo tras estar más de 20 años en la Alcaldía y haber desarrollado el municipio desde la década de los 80 hasta la primera de los 2000.
Con sus aciertos y errores pasados, habrá que esperar a ver si finalmente Pepe Barroso acaba confirmando sus pensamientos y de qué manera lo hace. Gente que le haya mostrado apoyo, incluso para ir en una lista electoral, no le falta. Mientras tanto, nos quedará ver cómo el equipo de gobierno y la oposición se las ingenian para intentar evitar su descalabro en bloque.