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miércoles, 24 abril, 2024
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Historia de Puerto Real: Iglesia Prioral de San Sebastián. El políptico de 1996 (V)

Los últimos artículos de esta serie, como bien saben los lectores que los han ido siguiendo, han venido contemplando los contenidos de un políptico divulgativo sobre la Iglesia Mayor Prioral de San Sebastián de Puerto Real y sus tesoros artísticos y patrimoniales que redactamos -José M. Alcedo y quien suscribe, Manuel J. Parodi- hace ahora veinticinco años; dicho trabajo fue publicado por el Ayuntamiento de la Villa, y cuenta con fotografías de P. Lima y diseño de M. Alburquerque; dicho políptico sería impreso por Ingrasa y contaría a su vez con el respaldo de EPRESA y de Unicaja.

Aquel trabajo divulgativo, insistiremos, buscaba acercar hasta el gran público los contenidos y las características históricas, patrimoniales y artísticas esenciales de la Prioral, y sería editado por el Ayuntamiento portorrealeño en 1996, en la efeméride del cincuentenario de la reapertura del referido templo, en 1946, tras las graves secuelas que dejaron en este monumento, en julio de 1936, los primeros momentos de la Guerra Civil; el título de este folleto es “Iglesia Prioral de San Sebastián. Cuatro siglos de Privilegio Real”.

Como saben ya los lectores que están siguiendo esta pequeña serie, este políptico tiene cinco apartados: una introducción histórica general sobre la Prioral, seguida de cuatro capítulos específicos dedicados respectivamente a la “Arquitectura”, la “Escultura”, la “Orfebrería” y la “Pintura” del monumento; el folleto así mismo contiene catorce fotografías que muestran diferentes obras artísticas de las que componen el tesoro patrimonial de la iglesia Mayor Prioral de San Sebastián Mártir de Puerto Real.

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Hemos señalado igualmente que la intención que tenemos con esta pequeña serie de artículos es la de volver a sacar a la luz los contenidos de aquel modesto trabajo de hace ahora un cuarto de siglo, con vistas a acercar dichos contenidos a los lectores y con la intención así mismo de dar a conocer la existencia este trabajo, un elemento modesto pero que forma parte de nuestra Historiografía local; y ello cuando, precisamente, se cumple un cuarto de siglo desde que fue redactada y compuesta esta aportación (insistimos, obra de juventud de los autores que ruego se considere con benevolencia) sobre un monumento esencial de la Real Villa, la Prioral de San Sebastián; hemos presentado estos contenidos respetando su redacción original.

En los textos precedentes nos hemos ocupado en estos párrafos de las diversas secciones de este pequeño trabajo, comenzando por el capítulo introductorio del mismo, que atiende a las cuestiones históricas generales del monumento y da comienzo al políptico, un apartado titulado “1946-1996. Iglesia Prioral de San Sebastián. Cincuentenario de reapertura”, así como de los capítulos que le siguen, los de “Arquitectura”, “Escultura” y “Orfebrería”.

En el texto de hoy, último dedicado a los contenidos de este folleto, abordaremos el capítulo dedicado a la “Pintura” en el políptico. Como curiosidad, general, antes de entrar en pormenores, señalaremos que el texto propiamente dicho de cada uno de estos apartados comienza con la misma inicial de la sección en sí; de este modo, la primera palabra de la sección de “Historia” apartado que abre el folleto) es “Hace”, que comienza con la letra “H” mayúscula; la primera palabra de la siguiente sección, la de Arquitectura, es “Al”; la siguiente sección, la de “Escultura”, comienza con “Esta”; la cuarta sección, la dedicada a la “Orfebrería”, da comienzo con la palabra “Obra”; y el quinto y último apartado, el de “Pintura”, principia con la palabra “Para”; fue un efecto buscado por los autores como suerte de guiño estético a cada sección del trabajo.

Como señalamos ya en anteriores entregas, hemos sustituido también en este texto algún punto y seguido por punto y aparte con la intención de aligerar la lectura. En relación con esta cuestión diremos que el propio formato del folleto marcaría tanto el número de palabras del mismo como la disposición de sus párrafos; al componer ahora esta pequeña serie de artículos, 25 años después de la redacción original del políptico, hemos recordado (revivido incluso) lo ardua que llegó a resultar a ratos la labor de seleccionar las palabras a utilizar sin llegar a perder consistencia y aun profundidad en el texto en sí, todo ello además bajo la espada de Damocles del límite del propio espacio disponible…

Traeremos a continuación hasta estos párrafos los contenidos de la antedicha sección de “Pintura” de este folleto políptico que compusimos hace ahora un cuarto de siglo sobre la Iglesia Mayor Prioral de San Sebastián y su Patrimonio Histórico y Artístico y al que hemos dedicado las últimas semanas en esta serie consagrada a la divulgación histórica sobre Puerto Real. Esta sección de “Pintura” se ilustra con sendas fotografías que muestran al “San José con el Niño y San Juanito” de Meneses Osorio y al “San Andrés”, ambos en el muro de la Epístola de la parroquia a la redacción otiginal del texto.

Como ya señaláramos en el apartado de “Escultura”, diremos de nuevo ahora que la disposición de las obras pictóricas que se refleja en el texto del folleto (y por consiguiente en estos párrafos) muestra la situación existente en 1996, a la redacción del trabajo; desde ese entonces al momento actual se han producido diversos cambios en este sentido (en la disposición de algunas de las obras), cambios los cuales no recogemos ahora y aquí, ya que hemos preferido mantener el texto original de este pequeño trabajo, lo que entendemos que refuerza el papel historiográfico del mismo como fuente de información de cara al mejor conocimiento del estado de la cuestión en lo que atañe al Patrimonio Histórico y Artístico de la Prioral de San Sebastián a fines del pasado siglo XX, momento (y estado de la cuestión) que es lo que precisamente se encuentra reflejado en el políptico.

Para deleite del buen observador y amante de la pintura, esta iglesia conserva una buena colección de lienzos que se distribuyen a lo largo de sus naves, algunos de ellos de gran calidad y mérito artístico. En la nave de la Epístola, junto al altar de Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro –pintura moderna sobre tabla que imita los iconos bizantinos- nos encontramos con la que es sin duda la obra pictórica cumbre de este recinto, “San José con el Niño y San Juanito”, obra de Meneses Osorio (S. XVII); la composición, la dulzura de los rostros, ese encanto y sutileza, la delicadeza de las pinceladas y su buen hacer recuerdan los cánones establecidos por el gran Murillo, su maestro. En la misma nave existe un cuadro barroco de S. Andrés de buena factura en el que se le representa con la cruz aspada de su martirio -representación ésta que aparece en el lateral izquierdo sobre el paisaje que le enmarca.

Sobre la puerta del campanario descansa un S. Fernando Rey, fiel copia de Murillo, y en el coro alto un lienzo de enormes proporciones que representa el prendimiento de Jesús, en el que se intenta alcanzar el efectivismo típico del último tercio del S. XVII. En la nave del Evangelio se encuentra un S. Nicolás de Bari que mantiene la impronta tenebrista y el colorido típico de la escuela sevillana de fines del XVII; el Santo se representa sobre peana en la que aparece la leyenda “San Nicolás de Bari Arzobispo”; custodiado en su parte superior por la Virgen y Jesucristo y en la parte inferior por ángeles, flores y una figura implorante.

San Sebastián, portada principal
San Sebastián, portada principal

Junto a este cuadro otro barroquista que representa a Ntra. Sra. de La Merced con hábito mercedario y rodeada de querubines recuerda a la escuela hispalense de fines del XVII. Entre el altar del Sagrado Corazón y la Capilla del Nazareno se exponen una Inmaculada de aires murillescos, una Santa Ana instruyendo a la Virgen y un lienzo que representa “Los Desposorios de la Virgen con San José”; su factura, dinamismo, teatralidad y composición evocan el estilo propio del último tercio del s. XVII, próximo a la escuela de Valdés Leal. En la capilla de Ntra. Sra. de Lourdes encontramos un hermoso lienzo barroco con marco dorado con el tema de la Coronación de la Virgen por la Stma. Trinidad en su Asunción.

Ya en el Sagrario contemplamos otro lienzo barroco, “La Porciúncula de San Francisco de Asís” y “Las Ánimas del Purgatorio” -en precioso retablito de madera dorada y policromada y en el que se hace alusión al escapulario carmelitano. En la contigua capilla Penitencial hay otro lienzo que representa Pentecostés en el que resalta su colorido y acentuado barroquismo. Muy interesante es también un magnífico óleo sobre lienzo con el tema de “La Dolorosa”, la cual contiene la esencia del dolor humano en su trascendencia divina; este cuadro, posiblemente de fines del XVII se encuentra en la sala contigua a la capilla del Nazareno y recuerda a una Dolorosa pintada por Murillo que, adquirida por Carlos IV –formando pareja con un Ecce Homo- en la actualidad se encuentra en el Museo del Prado. Finalmente señalar otras pinturas como la existente en la capilla Bautismal, de corte impresionista –obra de Pedro de Matheu- que representa al famoso “Cristo de los Faroles” cordobés, o las dos pinturas existentes en la sacristía de corte barroco popular que representan a S. José con el Niño y a Santa Teresa de Jesús.

Manuel Parodi
Manuel Parodi
Doctor Europeo en Historia, arqueólogo. Gestor y analista cultural. Gestor de Patrimonio. Consultor cultural.

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