Como diría mi gran admirado José María García -que apenas se casaba con nadie cuando hablaba durante las madrugadas- hay «quienes vienen a servir, y quienes vienen a servirse».
Esta frase la he escuchado en las últimas horas en boca de algún que otro político a nivel autonómico y nacional, pero lo cierto es que no puedo dejar de mirar a Puerto Real y aplicar esta frase.
He de decir que siempre me causó agrado el modelo de participación de los cantones suizos. Un sistema que permite a los ciudadanos ser protagonistas de decisiones de importancia no solo a nivel nacional, autonómico, sino también en las administraciones más cercanas. Algo así se pudo probar -aunque con matices e infecciones varias- durante la legislatura de Sí Se Puede y EQUO.
Sin embargo, y por mucho que pueda gustar una cosa o se quiera caminar hacia ello, Puerto Real no está para esto. Antonio Romero, José Antonio Montilla, Iván Canca, Virginia Mena y Antonio Gil deben dejar de lado sus modelos idílicos de ciudad y remangarse.
¡A Puerto Real no hay por dónde cogerlo!
No voy a ennumerar todas las cosas a las que deben ponerse solución. Pondré el ejemplo más reciente de Antonio Romero este pasado martes: «Estamos intentando modificar jornadas laborales y una modificación de la Relación de Puertos de trabajo (RPT)», dijo el ex Alcalde.
Si Romero, como Alcalde, no fue capaz de sacar un presupuesto en cuatro años, no va a ser capaz de sacar una RPT que contente a los sindicatos en menos de dos meses.
Dicho lo cual, vemos tras dos años de la Confluencia que es un proyecto fallido, con palos en las ruedas, con Concejales que hacen la guerra por su cuenta intentando llevar su proyecto de ciudad sin tener en cuenta las problemáticas de primer nivel de los ciudadanos.
Ser un edil que viene a SERVIR a Puerto Real, no a servirse. Y si eso no se hace o no se encuentran soluciones, hay que tener la dignidad suficiente de pasar por el Registro y presentar la dimisión.