El feminismo está encadenado por la soberbia, la mentira y el autoritarismo de de algunos políticos hoy aquí en España.
El feminismo nacido en un principio como un movimiento de igualdad de derechos y real de los seres humanos, basado en romper la discriminación histórica de la mujer, lo han corrompido al convertirlo en un arma política partidista, en vez de ser un elemento transversal del desarrollo de las mujeres hacia una igualdad real y del género humano.
Algunas y algunos se han apropiado del feminismo de manera exclusivista, soberbia y partidista, pensando más que en el bien común de todas las mujeres, en intereses de grupo y personales. Así han excluido a la derecha de forma imperativa, con la paradoja de qué partidos de esta, han elevado antes a mujeres ha puesto más relevantes como alcaldesa de capitales, presidentas de Comunidades Autónomas o del Congreso de los Diputados.
El PSOE que se ha proclamado el más feminista del mundo mundial, nos encontramos con su contradicción interna en sus comportamientos. Su líder actual, Pedro Sánchez, no era tan rígido, a nivel familiar y de partido, con el mundo de la esclavitud sexual, que es la prostitución, proclamando a bombo y platillo, al mismo tiempo, estar contra el negocio de la prostitución y su feminismo. Su propio partido, algunos de sus cargos, por los casos públicos y publicitado eran usuarios de servicios sexuales, además con dinero público.
Su incoherencia no se paró nunca, se trasladó a la política, como presidente del gobierno. Dado, que por permanecer en el poder y mantener el gobierno de coalición con PODEMOS y SUMAR, trago con la ley del SI ES SI, que aun teniendo objetivos plausibles fue desarrollado por la soberbia de políticos, que no admitían informes técnicos jurídicos, dando como resultado efectos contrarios a los objetivos, ahí quedan ciertos escándalos y el beneficio de una serie de delincuentes, que vieron minoradas las penas en sentencia a su culpabilidad. La escusa que dieron fue la mentira, los jueces eran los culpables, cuando estos solamente aplican las leyes y si el legislador, es un negado jurídicamente, así son las consecuencias.
Los mismos que produjeron esa alarma social, hoy han producido otra nueva. El escándalo de las pulseras de los maltratadores, con la Ministra Ana Redondo no dimitiendo, y diciendo «que no habían matado a ninguna protegida por el sistema», es intolerable. Soberbia de no reconocer que fallaban las pulseras, adquiridas baratas muy baratas, entonces ¿por qué van a sacar un nuevo contrato desde el Ministerio?: Mentira de que no se supiera, si la propia Fiscalía Provincial de Cádiz, en su informe de 2024, indicaba los fallos que había. Antes se había informado desde Granada. Pedro Sánchez no la ha cesado, cuando el propio Consejo General del Poder Judicial ha tenido que salir diciendo que lo había denunciado, o sea está mintiendo la Ministra. No se queda ahí, había informes policiales, según sus sindicatos, que indican los fallos, las víctimas también lo indicaban. Todos y todas mirando hacia otro lado.
Ya solamente falta que diga algún vocero, que es una conspiración de jueces, fiscales y policías. ¿Qué se le puede decir a la víctima, que tenía al maltratador enfrente y no saltaba la alarma. ¿Piensan en el terror que han podido pasar algunas de mujeres que han sufrido maltratos graves y continuado al ver lo bien que funcionaba el sistema de protección?.
Es curioso el silencio de las feministas oficiales, que no han sacado ninguna pancarta. Si esta situación hubiera pasado mandado un partido de otro signo ¿qué hubiera pasado?. Se ve que no han tenido enfrente a una mujer maltratada de verdad, pues esa cara, con esa mirada, ese gesto no se olvida.
Es necesario la vuelta a un feminismo primitivo, de igualdad para las mujeres no de carreras políticas rápidas. Facilitar las que valen más que los hombres, no las que han aprovechado los porcentajes no siendo las mejores ni más preparadas sino las más listillas.
Esto en otros estados de nuestro entorno político no se permite.