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jueves, 25 abril, 2024
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Historia de Puerto Real: Apuntes sobre nuestra Historiografía Antigua

De cara a la mejor comprensión de la relevancia de cualquier contexto arqueológico (y el que nos ocupa, el término municipal de Puerto Real, no es en absoluto una excepción) se hace necesario plantear unas notas, siquiera someramente (en un formato como el presente, eminentemente divulgativo) acerca de la historiografía del referido contexto; por ello no dudaremos en afirmar que es necesario conocer el entorno y la tradición historiográfica en el que se encuentra para conocer mejor el espacio y el contexto en cuestión, y es de este modo que un acercamiento general permite una posterior y mejor aproximación a nivel específico. Es por ello que se hace imprescindible, para documentar un término municipal de esta naturaleza (tan rico desde la perspectiva arqueológica), complementarlo con los correspondientes datos históricos relativos al mismo y a su contexto.

En el marco general de los estudios sobre el Mundo Antiguo en la Bahía Gaditana, el término municipal de Puerto Real ha comenzado recientemente a desarrollar y mostrar una personalidad propia como ámbito territorial definido, y ello en función de los no pocos yacimientos arqueológicos localizados en esta zona concreta de la ya mencionada Bahía de Cádiz.

A la hora de considerar los estudios realizados sobre la Antigüedad y la Arqueología en nuestro término aún habrá que ir distinguiendo entre distintos tipos de trabajos, fundamentalmente entre los que pertenecen a la Historiografía tradicional, de una parte, los que han centrado el objeto de su estudio en la Antigüedad en Puerto Real, los cuales sólo de manera relativamente reciente han comenzado a desarrollarse, de otra, y aquellos otros que, abordando un objeto mayor de estudio (y desde las más dispares perspectivas), recogen -aún de pasada- el estado de la cuestión en Puerto Real, aún de otra parte.

El Geógrafo Estrabón.
El Geógrafo Estrabón.

Capítulo aparte, entre estos últimos especialmente, merece el que en buena medida hubo de convertirse en el tradicional “tema estrella” de la Historiografía sobre la Antigüedad en la Villa de Puerto Real: la identificación y ubicación del controvertido Portus Gaditanus de Balbo el Menor (al cual se refiere el geógrafo grecolatino Estrabón en el libro III de su conocido trabajo titulado Geografía, redactado bajo el reinado de Augusto); si hoy día las opiniones siguen siendo dispares -aunque cada vez parece imponerse con más fuerza la hipótesis de su ubicación en terrenos de la localidad de El Puerto de Santa María (vecina a Puerto Real)- hubo una época dilatada en el tiempo en la que todas las opiniones daban por sentada la portorrealeña identidad del arsenal y embarcadero del más joven de los Cornelio Balbo, el Triunfador (sobrino de su homónimo tío Lucio), sin apenas contrastar otras posibilidades y partiendo de un casi total desconocimiento -en gran medida- de la realidad arqueológica del entorno portorrealeño, que sólo a partir de la segunda mitad del siglo XX ha comenzado a dar sus frutos para la investigación histórica.

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Insistiremos en la ausencia en el contexto de los estudios históricos sobre Puerto Real y su término de la erudición libresca y acumulativa del Seiscientos, y aún (lo que no deja de ser sorprendente en una localidad que contó con una de las primeras “Sociedades Económicas de Amigos del País” que se establecieron en el siglo XVIII en la diócesis gaditana) de esa otra erudición racionalista, la del Setecientos, que busca en el dato y su contraste la Verdad histórica, ese objeto tan difícil de sustraer al campo de la bruma y la opinión, de esa erudición que ha dado sus frutos en otras localidades andaluzas y ha permitido que en los Annales de su Historia local puedan fulgir los nombres de otros tantos “sabios” que hoy han quedado como modelo historiográfico de su época.

Monumento a Lucio Cornelio Balbo Minor en Cadiz.
Monumento a Lucio Cornelio Balbo Minor en Cadiz.

De este modo en Puerto Real no se cuenta ni con los “cronistas” del siglo XVII (autores de “historias sagradas” y genealogías bíblicas, como el P. Medina [Libro de las Grandezas y Cosas Memorables de España, aparecido en Sevilla, en 1548], Juan Bautista Suárez de Salazar [a quien debemos el volumen Grandezas y Antigüedades de la Isla y Ciudad de Cádiz, que viera la luz en Cádiz, en 1610], o fray Jerónimo de la Concepción [autor del Emporio del Orbe, publicado en Amsterdam, en 1690]), ni con los ilustrados del siglo XVIII entre los que podemos citar el ejemplo del sanluqueño Juan Pedro Velázquez-Gaztelu, marqués de Campo Ameno, bibliotecario, archivero y secretario de los duques de Medinasidonia, autor de una Historia Antigua y Moderna de Sanlúcar de Barrameda…, dividida en varios volúmenes, y redactada en la segunda mitad del siglo XVIII (reeditada en cinco volúmenes a finales del pasado siglo XX en Sanlúcar de Barrameda).

Sí contamos, es de señalar, con la descripción generalmente somera que de Puerto Real hicieran algunos viajeros de pasadas épocas, entre los que citaremos al ilustrado Antonio Ponz (a cuya obra nos hemos acercado ya en textos precedentes de esta serie), quien, a finales del siglo XVIII, llevaría a cabo un viaje oficial por el conjunto de España, acercándose también a estas tierras, ya que venía comisionado de forma oficial por el Estado para retratar con fines fundamentalmente estadísticos, demográficos y económicos la realidad material de los Reinos Hispánicos (tal y como los encontrase durante su pesquisa) en la época de la Ilustración (y bajo la atenta mirada de la administración racionalista del rey Carlos III).

El dieciochesco viajero “oficial” Antonio Ponz recogería fielmente en sus párrafos el estado de los territorios que visitó, de manera que en su obra aparecen descritos hasta en sus menores detalles algunos hitos que pueden resultarnos muy interesantes y cercanos, como, sirva de ejemplo, el estado del puente sobre el río San Pedro en el momento que él lo conoce y lo cruza (vid. noticia sobre el particular en M.J. Parodi Álvarez y M.J. Izco Reina, “Acerca de la naturaleza del puente sobre el río San Pedro a finales del siglo XVIII”, en Actas de las IX Jornadas de Historia de Puerto Real. Puerto Real 2002 -ed. en CD-ROM, s.p.; igualmente ver los párrafos que a dicho particular hemos dedicado en esta cabecera precedentemente).

Con respecto al tema específico que nos ocupa, no existen demasiadas referencias en la obra de Ponz a la Arqueología (romana o no) en Puerto Real, si bien y en cualquier caso sí podemos señalar en este sentido que el texto de este erudito del Setecientos es uno de los primeros que conozcamos en recoger y dar fe de la existencia de restos romanos en el término municipal de Puerto Real: de este modo contamos en el ponziano “Viaje” con un apunte singular: la mención que hace sobre el acueducto romano a su paso por término y tierras de nuestra localidad (Antonio y Joseph Ponz, Viage de España, libro XVII. VI, 43-50, 55, 58-68).

Richard Ford por A. Chatelain en 1840.
Richard Ford por A. Chatelain en 1840.

Otros viajeros que dejaron un -siquiera breve- retrato sobre estos aspectos del pasado más remoto de Puerto Real, retrato en buena medida limitado a la escueta mención de la existencia de la localidad, así como a unas muy breves pinceladas, como pudiera ser la, por lo demás tópica, referencia -que comenzará a ser ya recurrente en la literatura historiográfica del siglo XIX y que continuará durante la primera mitad del XX- acerca de la ubicación en tierras portorrealeñas del famoso Portus Gaditanus (o Portus Balbus) del más joven de los Balbos gaditanos, serían los románticos decimonónicos (en su gran mayoría extranjeros), autores como el británico Richard Ford [quien, entre otras publicaciones de su pluma, escribiera un Manual para viajeros por Andalucía y lectores en casa, publicado en versión castellana en Madrid en 1981, por ejemplo] o el francés Antoine de Latour [secretario del Infante-Duque de Montpnsier cuya obra La Bahía de Cádiz, ha sido fruto de una nueva publicación en Cádiz, en 1986, y a quien también hemos considerado de forma precedente en textos anteriores de esta serie].

Ambos escritores del Ochocientos, el inglés Ford y el francés Latour, pasaron por estas tierras, las visitaron y dejaron una mención de las mismas en sus respectivas obras, pero de nuevo encontramos una relativa pobreza en relación con los datos sobre la Real Villa portorrealeña, y más sobre el pasado romano de su término que aparecen en los textos de estos autores.

Continuaremos con este recorrido historiográfico sobre la Antigüedad en nuestro territorio en los párrafos por venir de esta serie, atendiendo a la información que la Historiografía local ofrece sobre nuestros tiempos más remotos, sobre el pasado más antiguo de las tierras que componen el actual término municipal portorrealeño.

Manuel Parodi
Manuel Parodi
Doctor Europeo en Historia, arqueólogo. Gestor y analista cultural. Gestor de Patrimonio. Consultor cultural.

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